Un padecimiento, la desigualdad; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

Hay días en los que uno siente esa especie de inexplicable sensación, de no quedarse callado ante lo que consideramos una situación injusta. Hoy fue uno de esos días al enterarnos que, por enésima ocasión, le quitan recursos al estado.

Y es que, como bien sabemos, en ocasiones la serenidad y tacto para demandar reciprocidad ante la federación, por todo lo que nuestra entidad aporta a la nación y la precaria cantidad de recursos que a cambio se recibe, se confunde con pocas ganas para imprimirle firmeza al reclamo. Esta percepción está equivocada. En realidad, el carácter forjado por vivir a orilla de mar y estar acostumbrados a lidiar con tormentas y ciclones nos da la fortaleza de un “toro” para entrarle y enfrentar los problemas que nos aquejaron en el pasado y agobian nuestro presente. A lo largo de varias décadas ha prevalecido nuestra solidaridad con los intereses nacionales. El estado ha sido, y es todavía, notable contribuidor a la buena marcha de la economía nacional y, por ende, innato colaborador para procurar en buena medida, la salud de las finanzas del país. Eso es innegable. 

De ahí que, bien que mal, a lo largo de ese tiempo se recibieron “decorosos” recursos para invertir y proyectar el desarrollo del estado…aunque el reclamo principal del justo  resarcimiento económico por la explotación petrolera no se terminara de concretar.  

Esta situación se agravo desde que, por primera vez, una opción política opositora tomo el poder en el año 2000. El “cambio”, implico un cambio en la manera de atender a nuestra entidad. Vaya usted a saber, si fue la circunstancia de pertenencia a otro partido político del gobierno estatal o si la nueva administración federal llego con cera en los oídos impidiéndole escuchar la petición de apoyo, el caso es que fue notoria la preferencia económica hacia otros gobiernos afines al partido recién llegado al poder. No obstante lo anterior, nunca hemos desistido de la exigencia de mayores recursos y de mantener viva la esperanza de que alguna vez la federación reconozca, no solo de palabra, sino de corazón y de justa equidad, que nuestro estado merece los recursos necesarios para crecer y desarrollarse a la par de cualquier estado de la nación.

Sin embargo, a pesar de tener de nuestro lado argumentos y razón, el trato desigual continúa. En la actualidad, casi a diario, nos topamos con el “fantasma” de los recortes presupuestales. Con la mano en la cintura, y no hablo metafóricamente,  un día sí y otro también, nos recetan quien sabe bajo qué criterios, el pase de la “gran tijera” sobre presupuestos con los que nuestro estado ya contaba en su programación y que, como cualquiera que sepa sumar  2×2, nos mete en serios aprietos para cumplir planes y proyectos de gobierno lo que, por supuesto, hace doblemente difícil  nuestros anhelos de desarrollo integral. Me parece que, en el marco de la congruencia y el respeto de un gobierno sin distingos, a cada entidad se le debe mirar por igual. No deben existir ni estados favoritos ni estados castigados. Derivado de ello, la famosa “sabana”, que representa la disponibilidad de recursos  en manos de la federación, tiene que cortarse con simetría para que a cada entidad le toque lo necesario para impulsar su desarrollo.

El criterio de dar a las entidades “amigas” todo y a “los demás” migajas en recursos no tiene un sustento serio. No es un secreto que, en los estados donde se recibe menos recursos, estos solo son paliativos al desarrollo. Apretarse el cinturón y hacer malabares con talento administrativo para “administrar la escasez” distribuyéndola de modo integral hacia los sectores sociales, se torna un esquema de gobierno.

Este es el caso de nuestro estado. Aquí, a pesar de la inequidad federal, aun conservamos nuestro espíritu de gente buena, se sostiene el empleo y tenemos un gobierno que trabaja para hacer más con los escasos recursos disponibles. Afortunadamente, tenemos un gobernador inteligente, un líder que ama  a su tierra, un campechano de la cultura del esfuerzo, respetuoso, humano que se preocupa ante la vulnerabilidad de nuestra sociedad y que no proclama como otros,  mesiánicos triunfos de ir a tocar las puertas a sus cuates.

De tal suerte que, ante el actual panorama, los campechanos debemos unir nuestras voces en un mismo reclamo para que la federación nos voltee a ver y, de una buena vez, nos otorgue los recursos necesarios para sacudirnos ese padecimiento llamado desigualdad.

 

 

 

Alebrijes; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

Lo confieso. Desde que oí de esta criatura he sentido una repulsiva fascinación y para deshacerme de esta sensación le dedico estas líneas.
Criatura fantástica, tiene que llamársele así a este animal monstruoso, al mismo que su creador bautizo como Alebrije y lo definió “producto de lo que uno ve y uno piensa”.
Don Pedro Linares, el creador, tuvo un sueño delirante ocurrido durante una convalecencia y el resultado fue este monstruo de aspecto feroz, con una amalgama infinita de colores que tiene partes humanas o cuerpo de animal; mezcla de reptiles, insectos, aves, mamíferos y ficción.
Bueno quizá la cercanìa de la conmemoración de nuestros fieles difuntos y  el respeto tan profundo que nosotros le tenemos a sus memorias, invitan a la reflexión y avivan la imaginación de estos seres extraordinarios.
Cerramos este comentario con una manifestación de un poeta anónimo: Hay, muerte con un pujido/ Tu nos ves y nos eliges/Ojala en mi no te fijes/Pa seguir con mis cantares/para don Pedro Linares/creador de los Alebrijes.

El camino a la lectura; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche.

Leer o no leer, esa es la cuestión… que hace la diferencia. Parafraseamos a Shakespeare para iniciar esta colaboración con uno de los temas que todavía causa bastantes dolores de cabeza en el rubro educativo. La lectura es básica para aprender y ampliar conocimientos. Para nadie es un secreto que el primer espacio definitorio de futuros lectores es el ámbito familiar. Desde el aspecto más simple y reiterativo de aquel infante que mira a uno de sus progenitores revisar diariamente el periódico para que, a su vez, siga el ejemplo y se convierta en ávido lector de noticias; O aquel otro menor, que mira a su madre o padre con un libro en las manos absorto en la lectura, indudablemente que a su vez, tiene bastante posibilidades de convertirse en un buen lector de libros.
A pesar de este par de posibilidades casi siempre ocurre que, en la mayoría de los casos, no se logra el objetivo de que los hijos se vuelvan lectores. Por supuesto que abundan las razones para explicar el fracaso de este modelo de primer contacto con la lectura. Queda, entonces, el siguiente espacio que es la escuela.
En el ámbito escolar es donde está el terrero fértil para aprender y practicar la lectura. Aquí no debe existir ninguna razón para evadirse del tema de la lectura. Inclusive hay un par de materias que obligatoriamente promueven leer. Todos sabemos que una de las tareas del sistema educativo nacional y estatal es la formación de nuevos y jóvenes lectores. Precisamente por ello, llamó mi atención un reciente evento que se llevó a cabo en la Escuela Secundaria número 7, conmemorando el 25 aniversario de la colección “Los Libros del rincón” del Programa Nacional de Lectura.
Se trata de un esfuerzo institucional que desde hace mas de dos décadas se dedica al fomento de la lectura al interior de las aulas escolares despertando en los estudiantes el interés y gusto por los libros que van desde los infantiles, aventura, cuento, novela, poesía y demás géneros literarios. Sin duda, que para cualquier estudiante resulta maravilloso tener a la mano las obras de los autores clásicos y modernos de manera gratuita y poder disfrutar su lectura. Ese es el espíritu del mencionado programa que conjuga la participación de autoridades, maestros, padres de familia y los estudiantes dispuestos a recorrer, a través de las letras, los mágicos lugares y personajes contendidos en cada uno de los libros. Y es que, como bien sabemos, no hay libro malo porque, hasta de la más insignificante lectura, obtenemos algún aprendizaje. Se los digo yo que, soy incansable lectora.
No tengo el dato de cuántos niños y jóvenes campechanos, a lo largo de estos años, se han transformado en lectores gracias a su participación en Los Rincones de Lectura. Pero los que fueren y por los que, sin duda, se irán sumando, siempre serán bienvenidas ideas como esta que buscan incentivar la lectura y el número de lectores en la entidad. Enhorabuena a todos los que, de un modo u otro, han contribuido a formar lectores y felicitaciones a todos los participantes en la conmemoración. No se olvide aquella antigua sentencia: “Caminante no hay camino se hace camino al andar”
PD. Sin alejarme del tema, no puedo dejar de reconocer la sensibilidad, primero como un gran ser humano y segundo como un fino lector, de nuestro amigo el Dr. Manuel Gantús Castro. Su participación en el campechano programa de TV “Habla el Pueblo” es conmovedora porque despierta en sus oyentes ese ánimo de alegría o melancolía con cada lectura que de viva voz nos ofrece. En interesante dúo con la maestra Lupita Montero fomentan el interés por los libros y la lectura. Enhorabuena.

El Campeche de la orilla del mar; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

En amena charla con una amiga, que antes vivía en  Europa y ahora reside en México, me conto de sus viajes a la península; En especifico me habló de sus viajes  a Yucatán y Quintana Roo. Rememoró detalles de Chichen Itzá y también de la Riviera Maya. A pesar de haber estado par de veces cerca de aquí, por cuestiones de agenda personal no pudo programar una “escapadita” que la trajera a conocer el  terruño campechano. Sin embargo, me externó su sentir de tener como con una espinita clavada por esta circunstancia. 

Ella me contó de sus ganas de visitar Campeche  y conocer las cosas buenas que se promocionan de nuestra entidad. Yo le respondí que la palabra “buenas” se queda corta y que apenas “le hace justicia a nuestra entidad” que, realmente ofrece cosas maravillosas a cualquier visitante.

Encarrilada, y también emocionada, le receté mi speech de todo lo que significa Campeche en lo artesanal, en lo gastronómico, en lo cultural y  en lo turístico puntualizando el privilegio de ser doblemente Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El brillo que noté en su mirada, mientras le platicaba lo anterior, me hizo sentir que había dado en el blanco despertando todavía más su interés por visitar nuestra hermosa entidad, entonces ella señaló que en esa lejana parte de Europa donde  antes vivía, se hablaba de Campeche y la existencia de una majestuosa carretera a la orilla del mar. Me confesó que hacer la travesía, por este camino, es uno de los motivos por los que vendrá a visitarnos.

Repuesta de mi inicial sorpresa, de identificar rápidamente a lo que se refería, caí en cuenta de lo que exactamente quería decir con aquello de la carretera a la orilla del mar. Me encanto saber esta perspectiva que, en algunas partes de Europa, se tiene de Campeche.

Se trata de la travesía carretera saliendo de Ciudad del Carmen, pasando por el puente de la Unidad, por Isla Aguada, por Sabancuy, por Champoton, por Villa Madero, por Seybaplaya, por Sombreron, por Lerma hasta arribar al Malecón. Guau!, Me quede emocionada pensado en que este viaje, de poco mas de 200 kilómetros, efectivamente,  la mayor parte es  ¡A la orilla del mar campechano!

Un rotundo ¡Sí!, fue mi respuesta inmediata a la posibilidad de hacer este recorrido que forma parte de las motivaciones  del viaje de mi amiga. Enseguida pensé que estamos tan acostumbrados a viajar por estos rumbos que no notamos tanto lo maravilloso que resulta recorrer estos lugares pero que, a los ojos de gente que viene del extranjero es una deliciosa aventura.  

Por supuesto que, cuando esta amistad, nos visite haré gala de nuestra tradicional hospitalidad y, sin duda, le mostraré Edzna, Calakmul y el Centro Histórico de la ciudad capital, pero igual aprovecharé para acompañarla, mirar y disfrutar con los  ojos bien abiertos la majestuosidad de este viaje a la orilla del mar. Eso que ni que.