El sillón vacío; Bertha Paredes Medina

Desde hace mucho tiempo, la cotidiana escena se repite en el paisaje de una tradicional calle de Campeche. La grácil figura de una dama sentada en su sillón.
Quienes la conocen, saben que puntual como un inglés, inglesa diríamos por ser mujer, todos los días se sienta a las puertas de su casa en ese antiguo sillón de madera. En el instante preciso en que empiezan a aparecer las primeras sombras que acompañan a la noche, se le puede mirar instalada, mirando el ir y venir de la gente y los autos que tienen necesidad de transitar esa pequeña calle que da a una de las principales avenidas de la ciudad.
Con una amabilísima sonrisa, levanta la mano y la agita saludando a sus amigos y conocidos. No importa si es primera vez que una persona, a pie o en su auto, pasa frente a ella porque igual recibe sonrisa y saludo.
Recuerdo que la primera ocasión que pasé junto a ella me sorprendió el entusiasmo de su saludo. Al principio, lo confieso, no le respondí. Pero luego, las siguientes veces, devolverle la salutación se me hizo algo natural.
Algunas personas mayores que la conocen, me contaron de sus virtudes y perseverancia para no ausentarse ni un solo día de su trinchera vespertina. Alguien le puso de apodo “la dama de hierro” por su fortaleza para hacerse presente aún en aquellos tiempos de desfavorables condiciones climáticas.
Hace unos días me sorprendí de ver que usaba un abrigo de cuello alto. Bueno, no hace falta ser adivina para saber que, a sus años, es lugar común la aparición de dolencias.
Y ayer, algo le ocurrió. Faltó a su cita. En el domicilio marcado con el número treinta y tres de esa calle no estuvo sentada, como siempre, en su inseparable sillón. Me detuve un instante frente a la puerta de su domicilio pero, como no tengo amistad con la familia, no me atreví a preguntar la razón de su ausencia… y un escandaloso ruido del claxon de los demás autos me obligó a reanudar la marcha.
Hoy, a mi paso, entendí el porqué de su súbita desaparición. Un moño negro apareció en lo alto de la pared de ese domicilio. No hacen falta palabras para comprenderlo. Sin embargo, su familia como una señal de afecto a sus innumerables amigos y conocidos, ha colocado en la puerta el viejo sillón vacío que mira pasar a la gente y los autos.

Reflexión de Navidad; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche.

Rápidos, como agua entre las manos, los días de Diciembre se escurren de nuestras vidas. Ante esta celeridad uno tiene que apurarse con el balance de lo que hicimos o dejamos de hacer en el año. Frente al gran espejo de la vida reflexionar lo acontecido en los últimos doce meses. Agradecer por las cosas buenas que alegraron nuestra existencia, por los logros personales que alcanzamos y por todas las nuevas amistades que se sumaron a nuestro afecto. También, con humildad, reconocer las cosas donde fallamos, como personas o como sociedad, pensando en un algún modo de enmendarlo. Y por qué no, igualmente perdonar a quienes nos fallaron. Diciembre es alegría. Es preludio y esperanza de un año nuevo que ya viene y que debe traernos buenaventura. Es una tregua de los tiempos difíciles que se viven en el país. Es el tiempo para celebrar el nacimiento de Jesucristo y es motivación para reunirnos con nuestros seres queridos. Sin duda alguna, la familia mueve muchas emociones; En general, vivimos vertiginosamente en este acelerado mundo que nos obliga a ir de prisa y que cuando aún no terminaba el mes de los files difuntos ya encontrábamos en las tiendas los tradicionales artículos navideños. Y ahora, antes de la noche buena, ya tenemos enfrente la rosca de reyes e incluso en las televisoras ya se habla anticipadamente del carnaval, uffff¡¡¡¡ Tal parece que uno no encuentra un momento de respiro para hacer un alto y reflexionar sobre las cosas que de verdad importan. Por ejemplo, la simple acción de voltear a ver a las personas que tenemos junto. Mirar a nuestros semejantes e interesarnos genuinamente en la gente que nos rodea. Escucharlos un instante y realmente hacerles sentir que nos importan como seres humanos. Creo que es justo para nuestro ánimo espiritual hacer un breve paréntesis en esta acelerada “montaña rusa” en que, al parecer, hemos convertido la vida diaria. Recientemente, leí un libro que deja la enseñanza de no desdeñar a nadie por su apariencia o su oficio. Que todo ser humano es único e individualmente inteligente y sensible, y que a veces, solo se protege, por alguna razón, con una coraza. El libro en cuestión se titula “La elegancia del erizo”. El erizo es un ser vivo que tiene una apariencia cubierta de espinas pero que en la realidad se trata de un hermoso ser, ciertamente solitario, pero sensiblemente elegante. Algo similar sucede con los seres humanos que, semejantes a un erizo, parecen alejarse de todo y de todos y por este motivo dejamos de darle la oportunidad de mostrar su lado sensible. En esta época en que se nos obliga a mirar siempre seguir hacia la línea recta, vale la pena hacer un alto en el camino y aprovechar a llenarnos de las bendiciones que otro ser humano nos pueda ofrecer. A ser auténticos y pensar que somos finitos a diferencia de la eternidad del cielo o el mar. Teniendo claro lo anterior, estaremos dando un importante paso en conocer y aceptar la elegancia del erizo.
¡Una Feliz Navidad para todos!

Entre “marcar” y leer hay diferencia; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

Hay una frase maravillosa de José Saramago que me encanta. Cito: “Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio. Que es bueno para mi salud. Pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista; tienes que leer”.
Me parece oportuna esta frase, a propósito de los ríos de tinta que se han usado para escribir sobre la “falla” cometida por Enrique Peña Nieto durante la intervención que tuvo en la FIL de Guadalajara al no responder “con brillantez” la pregunta interesante que le hicieron. Y le llamo “pregunta interesante” por el sesgo con que fue manejado el tema.
La pregunta original, recuérdese, solicitaba la mención de 3 libros que hubieran “marcado” su vida. Hasta a mí, que soy lectora constante, y que aprovecho cuanto foro tengo disponible para invitar a la lectura, pienso, que me habría agarrado en curva esa interrogante. No es cosa fácil señalar, así como así, 3 lecturas o 3 autores que “hayan marcado mi vida” influenciándome a ser lo que hoy profesionalmente soy.
Les pongo un ejemplo: Todos los que me conocen saben que soy fiel seguidora de la obra completa que publicó Saramago. He comprado y tengo todos sus libros traducidos al español y me fascina su estilo irreverente y esa perspicaz desfachatez al escribir.
De hecho, lo conocí personalmente en una edición de la propia Feria del Libro de Guadalajara donde se presentó. Vaya! Que más les digo: me autografió 2 de sus libros…Pero, a pesar de todo esto que les comento, yo no podría atreverme a decir que la lectura de alguno de sus libros “me marco” la vida, porque eso no es así. Quienes hayan tenido la oportunidad de acercarse a la biografía de José Saramago entenderán porque.
Y, más aún, como en el caso de Saramago, puedo mencionar autores como Isabel Allende, Octavio Paz e Irving Wallace que son de mi lectura predilecta pero, igualmente NO puedo afirmar que la lectura de alguna de sus famosas obras literarias me hayan “marcado”. Para cualquier panelista, tratase del foro que se trate, sería otra la situación si la pregunta especificara llanamente el nombre de los 3 libros que más le hayan gustado leer.
Entre “marcar” y el ejercicio de “leer un libro” hay una gran diferencia. Por ello, la frase de Saramago con que inicio este comentario viene como anillo al dedo para intentar entender el innecesario aluvión de comentarios cuestionando lo que el propio candidato del PRI a la presidencia de México ya reconoció como un mero olvido. Pero que tal que, este olvido, sirvió para “encender la luz” de no olvidar lo que de verdad nos interesa a los mexicanos: La grave problemática que enfrenta actualmente el país y lo que urgentemente se tiene que atender para devolver a México la confianza que nunca debió perder.
El discurso, que pronuncio Peña Nieto después de recibir su constancia como abanderado presidencial, es una convocatoria a hacer de México un lugar mejor donde vivir. Léalo, que también circula por la red.

Hogar, dulce hogar; Bertha Paredes Medina

La pequeña se regocijó ante la vista del enorme árbol que adornaría con brillantes esferas y delicados moños para celebrar la navidad. Su madre, elegante y fina dama, disfrutaba la inmensa emoción que destellaba en los inocentes ojos de la chiquilla. Un agradable aroma de sabrosos platillos se dejaba sentir a lo largo y ancho de la cómoda estancia donde ambas se encontraban. El padre, hombre honesto y trabajador, hacia unos instantes había telefoneado para anunciar su inminente llegada al hogar.
Marisela, que así se llamaba la menor, tenía un lindo vestido azul que hacia juego con el hermoso sombrero que cubría su pequeña cabeza. Los zapatos eran nuevos, apenas un día antes su papá los había comprado en la mejor tienda de la ciudad. En la pared principal de la sala colgaba un retrato con una foto de estudio de la familia. En la mesa estaban las impresiones de las últimas vacaciones en aquel maravilloso parque de diversiones que había sido su premio por las altas calificaciones que obtuviera cursando su primer año de secundaria.
Marisela, tomó una a una las esferas y las acomodo con suma delicadeza en el verde pino navideño que poco a poco se vestía de gala para las fiestas que siempre acompañan el mes de diciembre. Después, las brillantes luces aparecieron en el árbol para centellar alegres e incansables como si tuvieran prisa de llenar de pequeños soles la casa. Estaba feliz. Para ella esta era la mejor época del año. Y como no, ¿acaso una niña podría permitirse la tristeza en navidad?
En eso llego el papá. Cariñosa lo recibió con amoroso beso y una gran sonrisa. La mamá llamo a sentarse a la mesa. Que rico, pensó, ¡llego la hora de cenar¡ .
Ya sentados, a poco tiempo de decir sus infaltables oraciones, en la puerta de la cocina apareció la querida y regordeta figura de la nana Chole que entre las manos traía una olorosa charola conteniendo el manjar que esa especial noche degustarían.
Chole, como siempre, sirvió primero al papá. Luego a la mamá. Ella, era la última en ser servida. Pero aquél día algo ocurrió. Chole pasó de largo frente a su plato y se devolvió discreta a la cocina. La desesperante escena se repitió un par de veces más. Primero con el plato fuerte y luego con los postres. Algo estaba ocurriendo que Marisela no alcanzaba a explicarse. Desde su silla gritaba. Pero, al parecer, de su boca no salía más que puro silencio. Estaba al borde de la desesperación cuando…una ventana se cerró abruptamente. Se apagaron las luces y una televisión dejó de funcionar…Entonces, la niña bajó desconsolada del banquito de madera donde estaba parada frente a la ventana de aquella casa donde todas las noches le inyectaba un poquito de realidad a sus fantasías.
Eran las siete treinta de la noche, cuando la metódica familia cerraba su ventana, apagaba su televisor y se retiraba a dormir. Marisela, por instinto, levantó su vieja canasta donde estaban los merengues que ese día no tuvo suerte de vender. La pequeñita aliso su revuelto cabello y plancho con las manos su ajado vestido, el único sin remiendos que tenía y que le servía para salir a las calles a pregonar los dulces que su enferma madre elaboraba, y con cuya venta, se sostenían desde que su padre las abandonara. Empezó a caminar mientras un lejano y cansado ladrido de los perros la acompañaba, como todas las noches, a recorrer el oscuro camino a su verdadero hogar.

El Regalo. Bertha Paredes Medina; Publicado en Tribuna de Campeche

Indudablemente que un regalo que siempre es bienvenido es un libro. El aprecio de una persona se manifestó haciéndome llegar la novela de la premio Nobel Doris Lessing titulada simplemente Mara y Dann. Cuando una visita vio el libro en mi mesa de lectura me pregunto a quemarropa cuales eran los 10 libros más interesantes del año. Su oportuna pregunta, muy had doc, con los días de reflexión y repaso de eventos de cada fin de año me puso a pensar en una lista que, a mi juicio, dejara satisfechas sus expectativas de conocimiento bibliográfico. Sin embargo, más rápida que una liebre a campo abierto, la que interrogaba cambio su pregunta a modo más personal. Me pidió los 10 libros más interesantes que hubiese leído a lo largo del año. Suspire aliviada y encantada. Elegir diez títulos entre lo leído últimamente era pan comido para mí. Rayando en la osadía de quien conoce a la perfección su buena memoria le pedí diez minutos para enumerarle autores y títulos. Transcurridos este lapso de tiempo, asenté sobre la mesa una pilita de los diez libros que más gustó me dio leer a lo largo del año. Luego de su natural sorpresa, le dije que no hay nada más emotivo que pedirle a un lector ávido te cuente de las novedades editoriales que últimamente ha tenido fortuna leer. En efecto, para todos aquellos que conocen mi pasión por la lectura, y la promoción de la misma en cada foro disponible para motivar a leer, saben que disfruto cualquier titulo escrito aunque tengo mis preferencias de autores favoritos. Quizá por ello, es característico que a cuanta ciudad tengo oportunidad de ir siempre busco espacio para obligada visita a un par de librerías. Por ello, igual, no dejo de celebrar los esfuerzos locales de mantener actualizadas las librerías de Campeche y, en rarísimo caso, la apertura de nuevas sucursales aquí mismo. Regresando a lo que comentaba al inicio de esta colaboración, colocados los diez libros en la mesa, procedí a comentar brevemente porque elegí cada uno de ellos como los más interesantes que tuve ocasión de leer. Por obvias cuestiones de espacio no podría reseñar aquí lo mismo que compartí con la visita señalada. Pero, aquí les dejo la misma lista de los diez títulos que más disfrutamos leer en el año que termina, por si algunos de ustedes se animan a su lectura. No hay orden cronológico, ni de mayor o menor importancia, solo gusto y amor por la lectura. 1) Los hombres que no amaban a las mujeres; Steig Larssson, 2) Luna Llena en las rocas; Xavier Velasco, 3) Historia del rey transparente; Rosa Montero, 4) La rueda de la vida; Elisabeth Kubler Roos, 5) La muerte y otras sorpresas; Mario Benedetti, 6) El impostor; Jefrey Archer, 7) Caín; José Saramago, 8) Comer, rezar, amar; Elizabeth Gilbert, 9) Yo no vengo a decir un discurso; Gabriel García Márquez, 10) Mara y Dann; Doris Lessing
¿Y usted, se anima a formular su propia lista?

Una accion que cambia vidas; Bertha Paredes Medina.

Los que vivimos en la ciudad capital de Campeche sabemos perfectamente de las dificultades viales que son comunes al centro histórico. Unos por necesidad laboral otros por llevar a cabo actividades personales, familiares, medicas, etc.., pero todos enfrentamos la ausencia de suficientes espacios para aparcar los medios de transporte que cada quien usa. Por ello, llamo mi atención observar brigadas de trabajadores delimitando, adaptando y pintado espacios con textura amarilla. Entre las simétricas rayas amarilla sobresale la clásica figura que indica que el espacio es reservado para personas con necesidades físicas especiales. Esto se repite a lo largo de todas las esquinas del centro histórico porque, como he dicho, aquí está el punto neurálgico de las actividades económicas, laborales y sociales de la ciudad. Indudablemente esta acción es una medida que buena falta hacia para dignificar un poco la presencia estas personas que también forman parte de la sociedad. Cierto que hay quien piensa, que la medida reduce los espacios disponibles para la gente normal. Pero es muy claro que, una persona en goce de sus aptitudes físicas puede caminar algunas cuadras en comparación con quienes tienen condiciones físicas diferentes. En lo particular soy, como muchas campechanas y campechanos, integrante de una familia que ha conocido de cerca el problema de la discapacidad. Se de las dificultades, y también angustias que significa el tener a alguien cercano, con esta situación. He conocido, de primera mano, los inconvenientes y obstáculos que se enfrentan a diario para lidiar con esas diferencias físicas que hace le hacen distinta la vida a un ser humano. Igualmente, soy amiga de gente que vive entre nosotros y que tiene seres queridos con algún tipo de disminución en sus capacidades físicas que los convierte en personas con necesidades especiales. La discapacidad, lo sabemos todos, no es una enfermedad. Es una condición. Una situación circunstancial que no demerita del todo las capacidades generales de cualquier ser humano y que, por supuesto, merece la atención y apoyo del gobierno y la sociedad en su conjunto. Por ello, ahora que observo este tipo de acciones que se llevan a cabo para brindarle facilidades de espacio, a quien de verdad lo necesita, y lo empato con la noticia dada a conocer hace un par días, sobre la entrega de vehículos adaptados para uso y transporte de quien lo necesite, he quedado conmovida por todas las ganas, y emociones también, que pone de su tiempo la presidenta del DIF estatal, Adriana Hernández de Ortega. Además de la intención de ayudar a la gente ella le imprime 3 cosas que no se ve mucho en estos días: voluntad, sensibilidad y tacto humano. Ciertamente, el DIF esta para apoyar las necesidades generales de las familias. Eso es común e innegable. Digamos que es su función básica. Pero el valor agregado que se le pone a la humanitaria labor de atender minuciosamente a este grupo de personas con necesidades especiales, eso, es lo que hace la diferencia. Para nadie es un secreto que, cualquier campechano que sufra alguna deficiencia en sus funciones físicas o intelectuales elementales, es una persona que requiere apoyo. Los tiempos que vivimos se han encargado de romper los tabús de antaño que motivaban a algunas familias a aislar al niño o niña diferente privándolos de una importante convivencia social por temor al que dirán o simplemente porque no encontraban condiciones para llevarlos a sitios públicos como las demás personas. Hoy Campeche es un estado que tiene una política pública de atención a este sector poblacional. De la mano de su presidenta estatal El DIF hace su parte. Por ejemplo, el programa “Si te cuesta respetar, ponte un día en mi lugar”, es una acción que le cambia la vida a la gente. Y eso, es lo que me motiva a escribir este comentario porque todo aquello que sirva para mejorar, mucho o poco, la situación de las personas en condiciones diferentes hay que decirlo una y otra vez para que toda la sociedad lo sepa y, si puede, se sume a esta noble tarea. Qué la sociedad haga su parte. Por ejemplo, que no tape las rampas; Que no ocupe los espacios destinados a este grupo de personas o simplemente le ceda el paso en las calles. En lo personal, soy una convencida de que todo lo que hoy se haga a favor de la gente con diferencias en sus capacidades es una semilla que se siembra a futuro y que servirá para darle mayor dignidad en sus vidas. Por ello, no puedo dejar de reconocer la labor de Adriana al frente del DIF estatal porque nos enorgullece sea una mujer comprometida con la gente que lo necesita. La gente que hace valga la pena dedicarle tanto tiempo al trabajo. La gente que detrás de cada apoyo o aparato especial recibido otorga a cambio, por encima de su limitación física o intelectual, una cálida sonrisa. Una sonrisa que vale más que mil palabras.

Hablando de nombres; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

Cuando alguien me pregunta sobre un evento donde uno pueda encontrar las novedades literarias y, con un poquito de suerte, conocer a su escritor favorito, sin pensarlo mucho mi primera opción es recomendar la FIL de Guadalajara. Por experiencia propia puedo afirmar que es el foro más cotizado en donde convergen prestigiadas editoriales, se presentan las nuevas producciones literarias y se cuenta con la presencia de famosos escritores tanto nacionales como internacionales. Organizada pulcramente, esta feria del libro, con toda anticipación da a conocer el programa de eventos así como la agenda de presentación, en conferencias o charlas, de los literatos que llevando su nuevo libro bajo el brazo hacen las delicias de sus fans que tienen la dicha de asistir a estos eventos. Lo que no se puede anticipar, y eso le pone su pizca de condimento al asunto, es lo que dirán los autores que se presentan. Ellos tienen plena libertad de decir lo que quieran sin ningún tipo de cortapisas y opinar sobre los temas que sean de su interés. Suele suceder que a veces brincan más allá del tema literario y entonces…la cosa se pone buena. Precisamente eso acaba de ocurrir en una de las primeras presentaciones de escritores. Estuvo tan interesante lo que dijo este hombre de letras que su dicho trascendió el ámbito literario y causo revuelo por el rumbo político. Tanto así que varios medios impresos nacionales, regionales y locales lo reflejaron en sus primeras planas. Fernando Vallejo, oriundo de Colombia pero nacionalizado mexicano en 2007 y radicado en México desde hace 40 años tras ser galardonado en el marco de la FIL, con el Premio Lenguas Romances, soltó una frase que dejo boquiabiertos al auditorio que recién le aplaudía por su premio recibido. Dijo “Calderón no es nadie”. El escritor se atrevió a decir lo que muchos piensan pero pocos se atreven a externar sobre la situación política actual que priva en el país. No voy a abundar sobre el análisis del entorno exacto de su discurso. De eso se han encargado bastantes analistas políticos nacionales. Lo que si tengo que decir es que, sin duda, este suceso es el reflejo de la plena autonomía y libertad que tienen los escritores de decir en los foros literarios lo que verdaderamente piensan. Y bueno, en lo personal, aquello de “No es nadie” me hizo acordarme del recurso que varios escritores han usado en los títulos de algunas de sus obras literarías. Por ejemplo, Oscar Wilde escribió “La importancia de llamarse Ernesto; José Saramago escribió “Todos los nombres”; Umberto Eco escribió “El nombre de la rosa”. Y particularmente me parece la magistral frase con que empieza y con que termina el libro de Saramago “Las intermitencias de la muerte”, la frase dice así : “Y al día siguiente no murió nadie”. Estemos atentos a que otras sorpresas nos traerán los siguientes eventos de la FIL 2011.