No son lecciones, son ejemplos que bien vale la pena seguir. Entre la tragedia y daños económicos que dejó el huracán Harvey en la importante ciudad de Houston, en Estados Unidos, se destaca la colaboración ciudadana para evacuar zonas de probable inundación y, entre los que no pudieron o tuvieron condiciones para salirse, la responsable actitud de proteger y salvaguardar mascotas.
Me referiré en particular, al segundo hecho. Buena parte de las noticias generadas tienen que ver con situaciones que reflejan actos de amor de los dueños hacia sus animalitos. Es grato saber que las familias a la hora de hacer frente a una contingencia ponen a sus animalitos como parte fundamental de sus prioridades. Esos pequeños seres vivos, sin voz ni manos, ante las consecuencias de cualquier fenómeno meteorológico quedan en absoluta indefensión. De no tener algún ser humano compasivo y responsable, quien sabe qué suerte hubiesen corrido cientos de mascotas en la severa inundación ocurrida en Texas.
Harvey fue un evento meteorológico que pasé encima de la península de Yucatán. En Campeche percibimos su ruta, hacia el Golfo de México, con fuertes lluvias en la zona sur del estado. Mar adentro, la depresión tropical se reorganizó como huracán que finalmente impactó en territorio americano.
Entre las primeras reacciones para enfrentar la contingencia en Houston, para el tema que nos ocupa, se dieron a conocer la ubicación de una docena de refugios para animalitos y la circulación de un tráiler veterinario con la tarea de atender emergencias de las mascotas. Una acción que merece reconocimiento puesto que indica el interés social en el cuidado animal.
Por supuesto, antes que algún lector lo advierta, el mecanismo institucional de atención y protección ciudadana fue puesto en funcionamiento. Pero es tema de otra colaboración.
Sin duda, cuidar a los animalitos habla de una sociedad educada y comprometida. Es un ejemplo, que debe multiplicarse por todas partes. La cultura de la prevención también debe involucrar la protección de las mascotas. Ser responsable, en las buenas y en las malas, debe ser una convicción. Por eso, insisto, lo comentado de Texas debe ser ejemplo y no lección.
Lo anterior, me recuerda que, aquí en Campeche, existen diversos grupos que rescatan y ponen su granito de arena en la construcción, a futuro, de un sistema de protección de animales.
Ellos trabajan con perritos en situación de calle. Con muchísimas ganas pero escaso apoyo.
Son punta de lanza de un necesario cambio de mentalidad para que pronto, sus esfuerzos, deriven en refugios públicos donde se brinde cobijo, alimento e higiene a los pequeños seres vivos rescatados de la vía pública. De entrada se lograrían dos objetivos: Resolver un problema de salud y ofrecer vida digna a los caninos.
En este buen propósito, cuenten conmigo.