Entre Ernesto, Román y…Alberto; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

En mis breves momentos de ocio televisivo nocturno suelo sintonizar, principalmente,  los canales de noticias nacionales e internacionales. En este ejercicio de estar enterada de lo que sucede en el país y en el extranjero, hace un par de días, a través de un canal mexicano de cobertura nacional, me topé con un interesante reporte informativo sobre el paro en el sistema de transporte que afectó importantes ciudades en España.

La inconfundible voz del reportero que cubría la nota me hizo prestarle mi mayor atención. Primero, para tener una completa panorámica del suceso y, segundo, porque me dio muchísimo gusto escuchar, y observarlo también desempeñarse ante las cámaras, a un comunicador que siempre es un lujo mirarlo hacer lo que sabe hacer. Me refiero a Alberto Peláez. Y seguro usted, se preguntara porque me dio tanto gusto verlo por televisión. Bueno, se los cuento.

Hace solo un par de semanas tuvimos la fortuna de tenerlo aquí en tierra campechana. Vino a presentar su libro, de hecho su primera incursión en el género de novela, titulado El Olvido de la Memoria. Por supuesto que, el solo anuncio de su presencia en Campeche causo revuelo entre quienes han, hemos digo yo,  seguido su trayectoria como corresponsal de guerra y como corresponsal, en España, de importantes televisoras mexicanas.

Junto con decenas de campechanos tuve oportunidad de asistir a la mencionada presentación del libro que es su carta de debut, ahora, como autor de novela, ya que antes había publicado crónicas de su tremenda experiencia como corresponsal en conflictos bélicos en varias partes del  mundo.

De esta inédita visita de Alberto Peláez a nuestro Campeche Colonial y de  la presentación de su libro les podría platicar tantas cosas que rebasaría en mucho el espacio cotidiano de esta columna. En todo caso, les platico 3 cosas que considero las más trascendentes.

Uno, Alberto el autor: Ahora que he terminado de leer El Olvido de la Memoria,  no puedo más que felicitarlo por atreverse a ir más allá de las crónicas de guerra y darse un respiro para decidirse a escribir cosas que, entre la imaginación y la realidad, nos enseñan que el mundo puede ser un lugar mejor.

Dos, Alberto el hombre de familia: En este viaje a Campeche vino acompañado de su hermosa familia que, sin duda, le brinda esa tranquilidad y confianza para seguir caminando los caminos que aún le quedan por recorrer.

Tres, Alberto, el  de la fama: Antes, durante y al termino de la presentación de su libro fue buscado por manos que aprovechaban la increíble ocasión de tenerlo entre nosotros; Por gente que le pidió dedicatoria y firma de ejemplares de su libro;  Por cámaras de video y fotográficas que documentaron su visita y también que tomaron la foto “del recuerdo”.

Espero que, ahora sí, se comprenda la emoción que provoca escuchar, desde el otro lado del mundo, a un  Alberto Peláez que nos mantiene al tanto de lo que sucede en el ámbito internacional. Ese mismo corresponsal y escritor que vino hasta nuestra ciudad capital para entregarnos su magnífica obra.

Si pueda léala y descubra las humanas coincidencias que hay entre Ernesto, Román (los protagonistas de la novela) y…el propio Alberto.   

¿Esculturas peligrosas?; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

¿Qué puede surgir combinando mecánica automotriz, carros de competencia, piezas de autos y lamina? Mmm difícil imaginar que de estos elementos pueda surgir algo interesante y mucho menos algo…artístico.

¿Y si a la lista anterior agregamos protestas y reclamos por la forma que se descuida el medio ambiente y el planeta? Mmm, todavía persiste la duda que surja algo interesante y menos nada que ver con…el arte.

¿Qué tal si a todo lo anterior le ponemos el talento, las ideas,  las convicciones y el trabajo cuidadoso de un hombre llamado Jose Toledo, de oficio escultor?  Mmm, ahora si, la cosa cambia. La combinación de todo lo arriba enumerado da lugar a las llamadas Esculturas Peligrosas. Ese es el nombre con que su autor expone y comparte su más reciente trabajo escultórico, aquí en la ciudad de Campeche.

De origen guatemalteco, Jose Toledo, es un innovador que a través de sus esculturas hace catarsis de sus pensamientos, ideas y sentimientos para protestar en contra de la descuidada forma en que se ha tratado al planeta y las consecuencias que esto podría provocar en un cercano futuro. Su obra es rica en formas y texturas de lámina moldeada y piezas automotrices adaptadas de forma tal que cada pieza es única y provocativa a la interpretación de cada persona. Sus esculturas peligrosas las divide en tres tantos. El Bestiario que representa a los animales; El Bosque Urbano que representa a las plantas y Las Ciudades Utópicas que representan al ser humano. En su conjunto, las tres partes, representan a la creación que se tiene que cuidar y preservar.

Esta exposición se enmarca en el esquema de poner el arte al alcance de la gente que no tiene, a veces tiempo a veces forma, de meterse al museo y hacer un recorrido guiado. Las esculturas peligrosas son para admirar en orden aleatorio y para que cada quien, después de leer la detallada explicación del significado que le otorga Toledo, haga sus propias conjeturas, reflexiones e interpretaciones.

Es una exposición que muestra que el hombre mismo es arte; Que todo lo que existe en nuestro entorno es factible de convertir en escultura artística  y puede ser un medio para proclamar  opiniones; Que la imaginación y el  talento son par de llaves mágicas que abren puertas a los sueños de crear arte.

Jose Toledo, que por cierto de define como autodidacta, nos enseña con sus esculturas peligrosas uno de los caminos que existen para trascender como artista y ser humano.

 

 

 

 

Calakmul; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

Hace algunos años, les platique la anécdota completa de lo que me sucedió durante un viaje al extranjero. Para el tema que hoy me ocupa brevemente la referiré. Les cuento. Mientras iba en camino a la estación de trenes Via Rial, el amable taxista que me transportaba aprovecho para presumirme que su ciudad, Old Quebec, era Patrimonio de la Humanidad. Me platicó sobre el significado cultural y turístico de ese nombramiento.  Advertí, en su voz, un timbre de orgullo ciudadano.

Yo aproveche la primera pausa de su charla para decirle que, mi tierra Campeche, también es Patrimonio de la Humanidad pero…por partida doble. Le conté de Campeche y Calakmul. Le hablé del mar, el sol y la selva.

Entusiasmado con mis comentarios, el hombre intento repetir de corrido la palabra C-a-l-a-k-m-u-l,  sin mucho éxito. Una y otra vez se atoraba en la pronunciación. Tras varios intentos  se dio por vencido  y prometió practicar hasta conseguir  pronunciarla de corrido.

Al paso del tiempo, yo no sé si aquel taxista logró resolver el trabalenguas que le implico pronunciar esta palabra que, indudablemente, a los parlantes de algunas lenguas extranjeras se les dificulta. Lo que si se, con toda certeza, es que la fama de Calakmul como asentamiento prehispánico maya, como reserva de la biosfera y como Patrimonio de la Humanidad se ha consolidado.

Hoy, más gente en el mundo sabe de la existencia de este maravilloso sitio arqueológico. Hoy, más gente en el mundo está consciente del alto valor, de este histórico sitio, para entender gran parte de la civilización maya.

Desde que Calakmul fue inscrito por la UNESCO en la lista del patrimonio mundial, han pasado 10 años.

Y, bueno, entre las cosas positivas que han acontecido desde entonces, es la continuidad del trabajo incansable de un eficaz equipo de arqueólogos encabezados por Ramón Carrasco para, antes de ser estar en la lista de Patrimonio de la Humanidad y posterior a este nombramiento, llevar a cabo meticulosas e importantes investigaciones en esta zona arqueológica.

El fruto de este arduo trabajo es el maravilloso libro titulado Calakmul. Esta edición, que ha sido presentada a la sociedad campechana,  contiene textos diversos que ayudan a comprender, aún mas, la grandeza del rico y diverso legado del pueblo maya. Y, no es todo. Se complementa con impresionante mosaico de fotografías que provocan la sensación de estar ahí, en el meritito corazón de Calakmul.

Por supuesto que, para esta magna tarea, se ha contado y se cuenta, con el apoyo de la UNESCO y el INAH. La presencia de Nuria Sánz Gallego Jefa de la Unidad de América Latina y el Caribe del Patrimonio Mundial de la UNESCO y de Francisco López Morales Director de Patrimonio Mundial del INAH en Campeche, para  la presentación del libro, y en Calakmul para dar fe de lo que ahí se ha hecho en los últimos años, ratifica este apoyo.

Me parece que Calakmul todavía brindará mayores satisfacciones a nuestra entidad. Eso…que nadie lo dude.