Llego el momento! Bertha Paredes Medina

Tuve la oportunidad de seguir el discurso del ahora precandidato a la candidatura presidencial del PRI Enrique Peña Nieto; Sus palabras no tienen desperdicio. Dijo verdades y asumió compromisos. Como debe ser; Como hemos esperando los mexicanos que estamos hartos de ver este México nuestro asustado y doblado; Entrampado en un laberinto del que ya necesita salir; O, mejor aún, que necesita ponerse, de nuevo, de pie. Por supuesto, con esa visión de futuro que hoy nos anunció Peña Nieto.
Lo primero que puntualizó, y eso habla de su calidad como persona, fueron 3 palabras que hacen simetría con el pensamiento de muchos mexicanos; Habló de Vocación, Orgullo y Agradecimiento; Una trilogía de virtudes que manifiestan su vocación de trabajar por México; su orgullo de ser mexicano; y, su agradecimiento con el país que le ha brindado la oportunidad de servirle. Yo agregaría que no se puede vivir, en ninguna parte del territorio nacional, sin sentir vocación, orgullo o agradecimiento. Me atrevo a pensar que quizá debiera ser una adición a las características con las que, alguna vez, Octavio Paz describió el carácter del mexicano.
En su pronunciamiento, también nos convocó a recuperar y fomentar la reconstrucción de algo que siempre ha existido y existirá: La grandeza de México; La grandeza de nuestro país en el siglo XXI. La grandeza de ser un país excepcional; La grandeza que nos da un lugar especial en el mundo. Reconoció que este objetivo no es tarea de un solo hombre; Que el compromiso es de todos los que queremos ver un mejor país que, indudablemente, habremos de cuidar y heredar a nuestros hijos.
A cada palabra expresada en este discurso correspondía una emoción y una maravillosa sensación de que todo puede cambiar para bien y que podemos volver a creer en la esperanza de un futuro mejor.
Peña Nieto llamo a ser partícipes de esta nueva generación de mexicanos que quiere construir el país que soñamos; Igualitario; Con crecimiento y oportunidades para todos. Para que todos podamos escribir nuestras propias historias de éxito.
El de hoy, es apenas en primer paso de un largo camino. A su lado, con convicción, estaremos muchos, pero muchos mexicanos y mexicanas que confiamos, y mejor aún, creemos en su palabra.
!Llegó el momento!

Entre Ulises y el Ave Fénix; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

A veces, cuando requiero un respiro del ajetreo de la vida diaria, recurro a un pequeño libro que ocupa un rinconcito entre mis lecturas de ocasión. Se trata de un ejemplar del divertidísimo texto: Esos Geniales Griegos…Esa Horrible Historia. A lo largo de sus páginas uno encuentra conocidos episodios de la historia griega con un genial toque de humor que nos descubre la historia terrible de héroes, salvajes soldados espartanos, filósofos chiflados y sufridos esclavos. Sin olvidar que los griegos eran un pueblo supersticioso que creía que los horóscopos, los espíritus y los dioses regían su destino.
Lo anterior viene a cuento porque, hace unas mañanas nos despertamos con tremenda nota de ocho columnas que decía: “Como Ulises, no escuchó el canto de las sirenas”. Lo primero que se nos vino a la mente, es que seguramente se trataba de la declaración de algún viejo maestro de historia, que trajo el tema, del baúl de sus recuerdos. Pero luego, al leer completa la nota, advertimos que el señalamiento se da en el marco de un suceso político. Entonces, quizá teniendo frescas las paginas leídas sobre Grecia y los griegos, nos viene el recuerdo del osado truco que Ulises uso para evitar el canto de las sirenas. Puso cera en los oídos de sus compañeros de viaje y él mismo mandó amarrarse sólidamente al mástil de la embarcación, con la orden a su tripulación, de no desatarlo por nada del mundo.
Ignoramos como se haya aplicado, en el episodio político actual, aquella estrategia que hizo posible la comparación de un político con el mítico Ulises. Al no tener a disposición una respuesta a dicha interrogante, guardé el periódico, que consignaba la nota, y de inmediato, me fui a la lectura del libro Esos Geniales Griegos para rascarle un poquito más a la interpretación de cómo entender este asunto. Episodios más episodios menos, leo que Atenas tuvo la primera democracia. Es decir, el sistema donde todas las personas adultas tienen el derecho a votar a las personas que dictarán las leyes y administrarán el dinero de todos.
Nos queda claro que la política y la democracia tienen innegable vínculo. Con estos elementos, se empieza aclarar un poco el panorama que, más o menos, parece funcionar así: Cual dioses del Olimpo, por supuesto con el perdón de los dioses del Olimpo que se guardan en la historia griega, algunos políticos vienen siendo como dioses en el Olimpo Político que dan a los mortales la oportunidad de opinar, analizar, predecir, proponer y hasta elegirlos para que se sientan participes de la grandes decisiones que se toman en nombre de la democracia. Democracia esta, donde no hay vencedores ni vencidos sino únicamente los políticos que continúan en el camino y los que se retiran con un slogan de mitológico dios griego que, por cierto, ya no llegará a Ítaca.
Finalmente, más que satisfechos, los mortales volverán a sus cotidianas labores en espera de un nuevo llamado, que como siempre llegara, a través de algún “oráculo”…según relatan las historias en el mencionado libro de ocasional lectura.
La cosa no acaba ahí. Aún hay más. Del mismo episodio político, en que vino al caso la remembranza de Ulises, se presentó y habló de una encuesta a la que no se maculó ni con el pétalo de una rosa. Considerando la mala fama, que tienen este tipo de instrumentos de medición cuando interviene la opinión pública, es necesario recurrir a la figura de la mitología griega conocida como El Ave Fénix.
La facilidad con que es común hacer trizas y desconocer los resultados de muchísimas encuestas, nos obliga a pensar que ahora que una de ellas pasó fácilmente cualquiera de los filtros socráticos, lo menos que se puede deducir es que, como el Ave Fénix, la credibilidad de las encuestas viene por su segundo aire. ¿A poco alguien lo puede dudar?

Ni más ni menos; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

A mi paso por el malecón de Campeche observo a numerosas personas que vienen y van, a paso rápido unos a trote lento otros, ejercitándose. Entonces pienso: Vaya algunos se lo toman tan en serio que parecen entrenar para una olimpiada. Enciendo el radio y se presenta la ironía. Anuncian que México buscara ser sede de los juegos olímpicos…en el año que sea. La primera ironía trae aparejada otra ironía: quien lo pide, más bien quienes externan su deseo, dejaran sus encargos públicos en algunos meses lo que quiere decir si su sueño guajiro se concreta ellos…no estarán disponibles en este evento. No estoy segura si pedir ser sede de una olimpiada sea un certero truco político para buscar reflectores. No sé si lo hacen entusiasmados por los logros de los pasados juegos panamericanos celebrados en territorio nacional. El caso es que rápidamente una pregunta se presenta como flecha: ¿para qué?, ¿para qué pedir ser sede de unos juegos olímpicos cuando hay verdaderos, y mas graves problemas, que atender en nuestro país? Verbi gracia, la incertidumbre económica que se asoma en el horizonte. Históricamente México ha sido sede de varias justas deportivas mundiales. No sé si la experiencia adquirida ha derivado en algo positivo para el deporte o para la sociedad mexicana. ¿Acaso, somos una potencia deportiva o estamos en vías de serlo? De los juegos olímpicos del 68, por ejemplo, lo único que nos quedo fue el anticonstitucional cobro de la tenencia. Por lo anterior se me hace, en estos momentos, inoportuno y fuera de lugar alzar la voz y pedir la dichosa olimpiada. Insisto, hay problemas más importantes y urgentes que atender. Y por supuesto, cuando haya mejores condiciones de vida para todos los mexicanos, serán bienvenidas todas las peticiones de eventos deportivos. En tanto, el señalado anuncio es parte del oportunismo político que se presiente previo a las próximas elecciones. No digería bien la anterior noticia cuando más rápido que el asteroide 2005-YU55, que paso hace unos días cerca de la tierra, otro anuncio amenazó con acabar lo poco que queda de nuestra capacidad de asombro. Se da a conocer la construcción de una gran red de transporte de gas natural en el país con una inversión de más de diez mil millones de dólares de aquí al 2018. Se indica la participación y presencia, en la firma del acuerdo, de los principales funcionarios que tienen que ver con el tema de los energéticos en la nación. Lo primero que notamos, y no es ironía, es que quienes realizan el anuncio ya no estarán en funciones para el año en que se pretende terminar de construir la red. Segundo, en el proyecto se menciona la participación y beneficio para varios estados del norte y se incluye al vecino estado de Yucatán. Lo tercero que advertimos es que, por ningún lado se dice nada sobre la participación de Campeche. ¿Olvido? ¿Desinterés? ¿O, sencillamente la entidad limita su participación a aportar, como siempre, el 80% del gas natural que se siguen llevando y de ahí no volvemos a ver ni el humo?
Por todo lo anterior, no estoy convencida de aquello de que, si un mandatario federal se encuentra una lámpara maravillosa solo se pida el deseo de la salud. Si esa lámpara maravillosa existiera, y a los campechanos se nos permitiera un deseo, pediríamos ¡que la federación cumpla ya con el pago su histórica deuda que tiene con nuestro estado! Ni más ni menos.

Ideología Política; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche

Lo dijo un político de moda. «no puedo dejar atrás mi ideología política». Pienso que su dicho viene como anillo al dedo para hablar de un tema que parece el patito feo entre campañas y candidatos. Más aun, me parece que esa declaración es un oasis en el desierto de incertidumbre al que los políticos tienen acostumbrados a los electores a los que hacen sentir que solo sirven para tachar la boleta.
No tiene un ciudadano que ser experto politólogo para entender, y no morir en el intento, que algo no está bien con los políticos que cambian de camiseta como cambian el sabor de su helado.
Uno se queda patidifuso cuando se entera que fulanito se bajo del tren de la derecha para subirse al tren de la izquierda. Piensan ellos, que al fin tontos ciudadanos, no entienden su sagacidad de aplicar el maquiavélico principio de que el fin justifica los medios. Es obvio, que poco les importa lo que piense la gente ante el súbito cambio de «bandera». Lo que de verdad les importa, y eso lo sabe todo mundo, es lograr sus fines personales para seguir «sacrificándose» por el pueblo desde la trinchera partidista que le brinde asilo temporal. Esta actitud para nada tiene que ver con el respeto a una ideología política si es que la tienen.
Vamos por partes. Cuando escuchamos hablar de partidos, de común nos recetan un rosario de las bondades que ofertan para mejorar el futuro de todos. Se supone que la ideología que pregonan es parte fundamental de su plataforma política. Aquí no puedo dejar de hacer una pregunta y un reto, ¿Podría usted amigo lector contar con los dedos de la mano a los políticos que alguna vez se refieran en sus discursos a la plataforma de su partido?
En todo caso, la gran interrogante es saber si acaso conocen las principales disposiciones de esta plataforma y si las aplican en el desempeño de sus labores. Por lo anterior, insisto, es una bocanada de aire fresco en el escenario político nacional que alguien se refiera a la mentada ideología política y asegure que no la puede dejar atrás.
En la percepción ciudadana, la ideología política parece estar siempre detrás de los intereses personalísimos de quienes revientan, más rápido que una burbuja de jabón, sus principios básicos como representantes de derecha, izquierda o centro. Ante ello, aquí tampoco podemos dejar de preguntar ¿qué grado de credibilidad puede tener un representante popular que se abandera hoy con las siglas de un partido y mañana bajo las siglas de otro?, claro nos topamos ahora que ante la ignorancia de lo que significa la multicitada plataforma política, se vote por el candidato que mejor luzca o convenza, que listos son los hacedores de imagen que dejan pasar desapercibido la esencia del significado real de los partidos. Es decir la “filosofía”.
Quizá las próximas elecciones sean la gran oportunidad de averiguar que tanto saben y practican la ideología de sus partidos aquellos candidatos que toquen a su puerta para regalarle una sonrisa y pedir su voto.
En un descuido puede ser el mismo rostro que tiempo atrás toco su puerta con la misma sonrisa pero ahora ataviado con ropajes de otros colores.
Quizá las próximas elecciones, sean también, la gran oportunidad de abrir los espacios a nuevas caras y perfiles que devuelvan un poco de la seriedad pérdida en los asuntos electorales para que ya no haya necesidad de tener como “gran noticia” el anuncio de que un político no renunciara a su ideología política. Usted tiene la palabra.

¿ Y los pendientes con Campeche?; Bertha Paredes Medina; Tribuna de Campeche.

Algo no me cuadra con Jordy. Y aclaro. no me refiero a aquel que junto a Adal Ramones nos divertían con «Otro Rollo”. Hablo de un nombre que debería significar mucho para nuestra entidad. Aunque no estoy segura que sea así. Ni siquiera tengo información a la mano que me indique haya pisado, alguna vez, suelo campechano en gira de trabajo o por lo menos turística. Eso si, constantemente sigo lo que hace y dice por otros rumbos. Como aquel cuestionado asunto con una petrolera española que vinculó intereses nacionales e ibéricos. Petróleo. Palabra que debería significar algo para Campeche cada vez que se pronuncie. Para nada. Pronuncie usted petróleo y observe que no pasa nada. A veces ni siquiera en los días de la conmemoración petrolera nos toman en cuenta. Lo celebran por otros rumbos tal vez para evitar escuchar algún tipo de reclamo por la negada justicia fiscal.
Jordy, se supone, es un aliado de nuestro desarrollo de mano de la empresa que desde su nacionalización…es de todos.
Pero nada pasa. Y no es novedad. La dama que lo antecedió en su trabajo tampoco se intereso por Campeche. Si acaso vino un par de veces. ¿Para qué? ¿No sabría decirles?. Pero se entiende que la oficina encargada de la política energética de este país y de donde depende la empresa que es de todos algo habría de hacer en favor de nuestro desarrollo. Paso de noche como han pasado tantos nombres desde hace 3 décadas sin darnos una buena noticia. Al estilo  tal vez, y con el perdón de Don pepe Narváez, de la Novia del Mar, que sigue esperando y esperando. Sin duda que justificaciones hay muchas que expliquen porque nada mas mandan mejoralitos para ese gran dolor de cabeza que significa todo lo que trae adjunto la explotación petrolera. Eso sí, cuando hay que dar la cara por las inversiones internacionales, verbi gracia, con los ibéricos petroleros, ni tardos ni perezosos nos abundan con la información de las bondades de lo que van hacer y los beneficios que estas fusiones le significaran al pueblo de México. y bueno, a veces se les complica el panorama cuando «cachan» en actos de defraudación a gente vinculadas con los socios ibéricos. Ni modo de no dar la cara para explicar que las inversiones están garantizadas y que la empresa nacional que maneja nuestro petróleo no tiene mayores problemas. ¿Y los pendientes con Campeche? Sin duda no son prioridad en la agenda de Jordy. Además no sé si usted tiene claro que falta poco para que termine el actual gobierno federal y las cosas no les pintan bien…entonces que tanto es tantito que los campechanos esperen otro ratito. En fin, no sé porque me dio por pensar en estas cosas que solo sirven para hacer corajes. Insisto: algo no me cuadra con Jordy.
Ni tampoco con aquellos a los que identificamos con diminutos apelativos en su nombre. En fin, intensa lectora que soy, mejor echare un ojito al libro «Quihubole con…» del otro Jordi… tan, tan.