Mujeres que pensamos

 

¿Qué sucedería si el próximo 1 de julio de 2018, las 323, 361 campechanas anotadas en la lista nominal acudieran a votar? De entrada armarían un fenomenal revuelo. Sería algo histórico. El poder de las mujeres podría inclinar la balanza en favor de cualquier candidata. El 50.70 por ciento de la votación que representa las mujeres con credencial para votar harían la diferencia entre triunfo y derrota.

Pero sucede que, por varias razones son muchas, las que no ejercen su derecho a votar otorgándole a la credencial el valor unitario de identificación para realizar trámites. Así, se pierde la oportunidad de darle la utilidad electoral para la que fue creada dicha credencial.

Una credencial contemplada solo como medio de identidad abarata el altísimo costo que cuesta elaborarla como instrumento electoral.

Sucede que en domingo de elecciones surgen múltiples pretextos. El clima. La preparación del alimento familiar. Las largas colas. El que dirán. El miedo. El desgano. El desinterés. Y otras decenas de justificaciones que coartan la posibilidad de toda mujer con 18 años cumplidos pueda ser artífice de elegir representantes populares y gobernantes.

Si todas votáramos podríamos a prueba la famosa capacidad organizativa del organismo electoral encargado de facilitarnos el ejercicio del voto libre. Pensemos. 323 mil campechanas en las casillas solicitado boleta y pasando a las urnas. El sueño democrático llevado a la realidad. Nadie sería capaz de poner en duda los resultados. Muchos menos habría indicios de conflicto electoral. El que ganó, ganó y el que perdió, perdió.

¡Se imaginan la emoción de tener, en manos de las mujeres, el resultado de una elección!

Ahora bien.  Visualicemos con mayor audacia. Pensemos en el escenario nacional.

¿Qué sucedería si el próximo 1 de julio las 46 millones 068 897 mil mexicanas inscritas en la lista nominal acudieran a votar? El fenomenal revuelvo seria de dimensiones increíbles. Se modificaría la historia electoral del país. El poder de las mujeres podría inclinar la balanza en favor de cualquier aspirante presidencial. En palabras concretas: El 51.83 por ciento de la votación, que representa las mujeres con credencial para votar, podrían llevar a los pinos al nuevo presidente de la república.  De ese tamaño es la importancia política de las mujeres en este país.

En contraste con este panorama. La participación de mujeres en la vida pública tiene un porcentaje poco valorado. Las cifras no dejan dudas. De 30 posiciones en el gabinete federal solo 5 son mujeres. De 500 diputados solo 159 son mujeres. De 128 senadurías solo 51 son senadoras. De 32 gubernaturas solo 1 está en poder de una mujer.  De 2432 municipios solo el 12 por ciento lo gobiernan mujeres. Y podría seguir en otros órdenes y áreas. Son ejemplos suficientes. A lo que voy. Puede que haya un desperdicio del poder electoral que tenemos las mujeres que pensamos. ¿Usted, amiga que me lee, que piensa?

Recordando a la abuela

Mi abuela era sabia. Era de esa generación de mujeres «echas» de otra madera. Directa en su trato, la llamaba a cada cosa por su nombre. No le ha pasado pena decir lo que pensaba. Ni de quien, lo pensaba. Contra lo que puede creerse, decir verdades, le granjeaba solidas amistades. No le doraba la píldora a nadie. Quizá por ello vivió hasta los 116 años, en el barrio de San Francisco en esta ciudad de Campeche.

Recordé el carácter de la abuela ahora que daba vuelta a las noticias, en la sección nacional de Tribuna, sobre el rumbo de la elección presidencial que viene. Pensé, de hecho me pregunte, qué pensaría la abuela de los actuales aspirantes a presidente de la república. Seguro que su opinión es tan certera como cuando su dolor de rodillas le indicaba que iba a tener mal tiempo y llovería. Siempre le atinaba.

Le platicaría. Primero, el marco de tiempo. En escasos 5 meses será la jornada electoral que llevara un nuevo inquilino a los pinos. En unos 130 días tendremos que definir a quién elegir … ¿Tendremos ?, interrumpiría mi abuela. Perame mi hijita. ¡Te parece que la gente, en este cortísimo tiempo, decidirá a su favorito! No lo creo. A estas alturas todos deben tener definido a quien apoyarán. Nada que vamos a descubrir el hilo negro en las campañas. Imagínate que el futuro del país depende de esos cinco meses que faltan. La indecisión respecto de quien debe hacer los próximos seis años, dejarla en manos extrañas, la gran decisión que nos compite.

Muy cierto abuela, ahora bien, que opinión te merecen los aspirantes más notables. Para empezar de los tres principales que, sin duda, estar en la boleta electoral.

Mira hija, del muchacho flaquito, no tengo mucho que decir. Su presencia esta complicada por tantas explicaciones que ha tenido que ofrecer sobre su cuestionado patrimonio personal. ¿Te acuerdas de don Chucho el de la tienda de abarrotes que prestaba a redito? Tantas malas cuentas entregó, que perdió amigos y la confianza de la gente del barrio. Sabiendo su historial perjudicado ¿tú le darías tu voto…de confianza…a Don Chucho para que te represente? Algo parecido me sucede con ese muchacho. Eso para empezar. Porque, además, dicen que su familia vive en Estados Unidos.

¿Y del otro abuela, que me puedes decir? ¿El otro, el de cabello blancuzco?… que te puedo decir que no le hayan dicho. De entrada no me late que tenga tantos años como candidato. Me pregunto en que trabaja y de que vive. Y, no sé, no me da mucha confianza. Para mí, ya pasó su tiempo. No entiendo como la gente todavía lo sigue. El país ha cambiado y necesita alguien más activo, que trabaje sin descanso y no nos preocupe su salud.  Y además que tenga una visión modernizadora que empate con la globalización, la tecnología y el desarrollo mundial.

¡Abuela, con esos términos suenas como maestra de economía de la universidad!

Y bueno, déjame terminar, del candidato ciudadano me gusta toda la experiencia que tiene en el trabajo público. Dicen que los últimos 15 años se la pasó laborando como titular de varias secretarias, ¡seguro algo bueno habrá aprendido! No como el otro que los mismos 15 años ha sido…candidato y candidato derrotado.

La inexperiencia y la terquedad en conjunto, creo hijita, quedan por debajo de quien ha dedicado parte de su vida a trabajar mínimo 16 horas al día, como dicen lo ha hecho Pepe el candidato que, sin ser partidista, es el más viable para encabezar al país. Y le digo Pepe porque así, sin títulos ni formalismos, le gusta que le llamen.

¿Y las encuestas abuela?

Deja tú las encuestas hijita. Esas casi siempre se equivocan. ¿O, me equivoco? Checa los datos de las últimas elecciones y veras las erradas que se han dado.

Suspiro. Cierro la edición de Tribuna del último domingo. Si mi abuela viviera.